martes, 24 de enero de 2012

La Flor de Los Ríos

Entre Robles, Olivillos y Laureles, Raulies, Coigues y Tepas, Valdivia, la ciudad mas bella de Chile, se asoma.

Protegida naturalmente por el Cruces, el Valdivia y el Calle Calle, con Niebla y sus fuertes hispánicos que se esconden tras una loma.

Con ese clima que entre chubascos y lluvias laterales, descendentes y hasta ascendentes nos regalan un mes soleado al año.

Con los cerritos de leña afuera de las casas que indican que si uno olvida prender la salamandra puede haber daño.

Rodeada por el bosque laurifolio y la selva valdiviana.

Con campanitas y botellitas que embellecen cada mañana.

La Isla Teja aparece al cruzar el Calle Calle, con el hermoso campus de la Universidad Austral.

Lugar donde la ciencia, las humanidades y la ingeniería se enseñan de forma magistral.

Salir a pasear por la costanera, donde esta el mercado y sus lobos marinos.

Esos que juegan con el público y se muestran a los turistas que pasan por el camino.

Si de hambre y recreación se trata, a caminar por la avenida Alemania, con los restaurantes, la bohemia y los bares.

Allí donde la mejor cerveza y comida chilena se sirve a destajo a pares e impares.

El poco tiempo no me deja quedarme muchos días por estos lares armando líos.

Vuelvo a la capital con el corazón y el espíritu llenos con el polen de la flor de Los Ríos.


martes, 3 de enero de 2012

El Quillota de Borges

Ese arriesgado cómputo nos retrae al problema fundamental: ¿Quiénes inventaron a Tlön? El plural es inevitable, porque la hipótesis de un solo inventor -de un infinito Leibniz obrando en la tiniebla y en la modestia- ha sido descartada unánimemente. Se conjetura que este brave new world es obra de una sociedad secreta de astrónomos, de biólogos, de ingenieros, de metafísicos, de poetas, de químicos, de algebristas, de moralistas, de pintores, de geómetras... dirigidos por un oscuro hombre de genio. Abundan individuos que dominan esas disciplinas diversas, pero no los capaces de invención y menos los capaces de subordinar la invención a un riguroso plan sistemático. Ese plan es tan vasto que la contribución de cada escritor es infinitesimal. Al principio se creyó que Tlön era un mero caos, una irresponsable licencia de la imaginación; ahora se sabe que es un cosmos y las íntimas leyes que lo rigen han sido formuladas, siquiera en modo provisional.

Jorge Luis Borges, Tlön, Uqbar, Orbis Tertius