viernes, 1 de junio de 2012

Quillota por Edwards Bello

Estaba yo sentado al borde de un lago falso, rodeado por arena también falsa y una playa nudista, echado con Sophie sobre el pasto y una manta, disfrutando el Sol porque aquí es recurso escaso, y hay que ponerse moreno pa parecer más latino. Leía yo En el viejo almendral, novela escrita por Joaquín Edwards Bello en 1943, porque ahora que estoy lejos echo de menos, como buen canalla que soy. Me encontré entonces con el capítulo Vacaciones, que empieza así:
Quillota es un refugio agradable. Para llegar al valle el sexo trepidante del ferrocarril perforó dos colinas. Las casas son cuadradas, de un piso, con patios y huertos. En los alrededores comienzan las quintas y los frutillares. Abunda en paltas, chirimoyas, papayas, lúcumas, duraznos, peras. A un paso de Santiago y Valparaíso, Quillota semeja un paréntesis tropical; se diría un pedazo de trópico, salvado de remoto cataclismo. Quedan arriba de la tierra palmeras y debajo osamentas de enormes paquidermos, testigos mudos de poderosa intensidad solar. El naturalista Darwin supo distinguir a Quillota del resto de Chile; se asombró de la diafanidad del aire cuando descubrió lontanas velas en el mar desde el cerro de la Campana. Escribió en su diario: "es una región de idilio y un vergel".
Verandas; casonas holgadas; peces y camarones en los ríos; baños naturales de agua límpida; caballos sufridos y baratos, campesinos que saludan al forastero quitándose las chupallas y diciendo "su mercé". Frutas y flores exuberantes. ¿Fue algo más la Arcadia?
Las mañanas son limpias como una mirada virginal; las colinas suaves, y el piano ritmo de la vida contrasta con el ajetreo férreo de Valparaíso. En la tarde los cerros parecen hechos de carne de rosas, como caras de chiquillas, y se escuchan guitarras lontanas acompañadas de cantares amartelados.
¿Darwin en Quillota? Pero claro: 15 de Agosto de 1833 (jueves, parcial variando a nublado), Darwin escribe en su diario (traducción por mí):
Regresamos al valle de Quillota. El campo es extremadamente placentero; los poetas lo llamarían pastoral: grandes claros verdes, separados por pequeños valles con riachuelos, y las casas de campo nos hacen imaginar a los campesinos repartidos por las faldas de las lomas. Tuvimos que cruzar la cuesta de Chilicauquen. En su base hay bellos bosques siempreverdes, pero éstos florecen sólo en los barrancos, por donde cruza el agua. Cualquier persona que haya visto el campo sólo cerca de Valparaiso, nunca podría haberse imaginado que habrían lugares tan pintorescos en Chile. Tan pronto como llegamos a la cima de la Sierra, el valle de Quillota estuvo de inmediato a nuestros pies. El paisaje era de una notable exuberancia artificial. El valle es muy ancho y bastante plano, y es por lo tanto irrigado con facilidad por todas partes. Los pequeños claros cuadrados están cubiertos por naranjos y olivos, y todo tipo de vegetales. A cada lado se alzan tremendas montañas, y éste contraste vuelve a la campiña cuánto más placentera. Quien sea que haya llamado a Valparaiso el valle del paraíso, debió haber estado pensando en Quillota. Cruzamos hacia la hacienda de San Isidrio, situada justo en la base de la montaña la Campana.
El 18 de Agosto, Darwin anota:
[...] Habiendo dormido en la misma hacienda que la vez anterior, cabalgamos durante los dos próximos días valle arriba, y pasamos por Quillota, que es más como una colección de pequeños jardines que un pueblo. [...]
Después guatón Darwin habla sobre los rodeos, y las montañas, y se pregunta cómo es que la cordillera llegó a ser tan alta, y el diario sigue y sigue por miles de páginas.

3 comentarios:

  1. Exelente rivas ! ! ! !

    Cuando vuelvas a Chile podemos hacer un paseo al parque La Campana, dicen que ta filete....

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  2. Que buena, te pasaste nico, muy bien jugado!

    Me emociono la lectura, me dieron ganas de recuperar ese ideal chatista, esa "region de idilio" (increible descripcion de edwards bello). Ahora la pregunta es, ¿a cuántos estamos de Quillota hoy por hoy?

    Ufff, esta dura la vida compañeros...

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  3. Tremendo aporte, Nick.. me sumergí en Quillota con las palabras. Perseverancia al chatismo, y si vamos, nos quedamos, hay que hacerla.

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