martes, 12 de julio de 2011

Breves del Chatismo

Nada mecánico, en las escaleras del asombro.

El verdadero chatista siempre está abandonándose.

Muerte y resurrección constante, pero tranqui.

Nadie lleva una cruz, nadie es pecador, nadie es culpable, tampoco inocente.
El chatista lleva una luz, el chatista es pescador, el chatismo es palpable e inmanente.

Moises bajando en moto del monte Sinaí, se le han cortado los frenos.

Jesús dice “pico”, mata a Judas, muere a los ochenta junto a María Magdalena.

La revolución de la calma: Mahomma decide hecharse en el pasto y mirar la montaña, saca uno, puta que esta rico el día.

Caer volado, volar borracho.

Actos chatistas mágicos: imaginar el fin del mundo sentado en una mecedora. Fumarse un caño, y después fumarse otro. Cruzar la calle pensando en la inmensidad del universo.

La vida chatista mágica es un suicidio pagado en cuotas.

El chatismo mágico busca tiempo para preguntarse sobre el tiempo.

Un chatista construye un puente entre el mar y el mar.

El chatismo reemplaza el pasado y el futuro, por la profundidad y la extensión, admira cómo se confunden tiempo y espacio.

El chatismo ve el tiempo pasar, y lo saluda.

Dios a muerto, el desierto crece, el chatismo baila.

El chatismo dice stop. Es un disco pare. Mire y escuche. Toque y saborée.

El chatismo nunca se repite.

El chatismo es inevitable.

Preocupado más por el todo que por todo.

El chatismo mágico no tiene tiempo, y nunca lo tendrá, porque el tiempo no es poseíble. Aquella es una concepción jurídica del tiempo. El chatismo, en cambio, genera tiempo, genera minutos, horas, días, como también hace burbujas de jabón que se las lleva el viento. Genera un minuto camino a la pega en que se quedó viendo cómo jugaban dos perros, un minuto allí donde antes no lo había. Nunca intentará el chatismo mágico atrapar el tiempo, porque sabe que las burbujas de jabón revientan al más leve roce. Crea el chatista una hora dedicada a jugar con un niño, crea un día gratuito, un día por que sí, un día filo. ¿El nirvana del chatista mágico?, la constante generación de tiempo, el desprenderse constante como si al decir cada palabra, de nuestra boca saliera una burbuja, inatrapable incontrolable inobjetable en su redondés.

El hombre moderno, si no trabaja, descansa. El chatismo busca el momento en que el descanso deja de ser descanso, para que surja la magia desde el silencio, desde el olvido y la quietud. El chatismo escucha el silencio, aprende olvidando. Explora el chatismo las profundidades de la calma, cueva de muchos caminos, todos llevan a la magia. Exhalta el chatismo el instante hasta que explote, o hasta que el instante sea todos los instantes, hasta ser aire.

No hay comentarios:

Publicar un comentario